CUIDADO CON LO QUE A DIOS LE PIDAS…

Ana Toledo
4 min readJan 21, 2022

…PUEDE QUE TE LO CONCEDA

Una de las bendiciones más grandes de mi vida también sirvió para engendrar en mi un incapacitante defecto de carácter: rehusarme a pedir ayuda.

No le atribuyo a un desmedido orgullo el impedimento para reconocer que no puedo hacer algo sola. Ha sido la convicción de que pedir ayuda presupone una muestra de una debilidad que me rehúso a aceptar.

Creciendo a la sombra del ejemplo de mi padre, hasta ahora se me hacía muy difícil aceptar y mucho menos pedir ayuda cuando la he necesitado.

Antes de depender completamente de su silla de ruedas, a pesar de estar 100% físicamente incapacitado como consecuencia de perlesía cerebral que le afectó un lado de su cuerpo y le impedía caminar sin muletas o valerse por si mismo físicamente, rara era la ocasión que mi padre aceptaba ayuda de los que gentil y desinteresadamente ofrecían dársela.

Luis Ángel hacía todo en su poder para nunca pedirla. Según expliqué en una nota previa, “Why did the Honey Badger Becamo an Inspiration to Me”, mi padre con su ejemplo me enseñó las tres lecciones que me han permitido sobrellevar los retos más devastadores que una persona puede enfrentar:

Nunca te des por vencida.

Si el no lo hizo a pesar de los monumentales obstáculos físicos y económicos que enfrentó, menos podía yo hacerlo. Bendecida con un cuerpo saludable y en un hogar donde me proveyeron todas las herramientas para triunfar, darme por vencida nunca podía ser una opción.

No hay excusa.

El conocido cuento de “el perro se comió mi tarea” nunca fue una opción para mi. Si mi padre logró convertirse en un gran profesor de finanzas y abogado, venciendo las barreras físicas en una época donde la “accesibilidad” no era un mandato de ley federal, mucho menos yo podía interponer excusa alguna para darle paso a la mediocridad en mi vida. De ahí que el “o se hace bien o no se hace” advino mi mantra.

Siempre se puede.

Cuando por un camino no llegues a tu destino, si verdaderamente quieres llegar, puedes hacerlo por una ruta alterna. Aunque te tome más tiempo, tu perseverancia te llevará al lugar.

Estas tres preciadas lecciones que no se aprenden leyendo sino a través del ejemplo y la dedicación que me obligaron a aspirar a superarme cada día y a desarrollar el tesón con el que he emprendido mi vida.

Sin embargo, estas convicciones también se convirtieron en el defecto incapacitante de descartar pedir ayuda aún cuando la había necesitado.

Reconociendo que esa incapacidad de mi personalidad se traducía a limitaciones para mi evolución espiritual, reiteradamente le pedí a Dios me ayudase a aceptar la ayuda que me era ofrecida. En el difícil camino hacia la perfección espiritual, aceptar la dádiva ajena era un indispensable peldaño que tenía que conquistar.

DIOS SIEMPRE ESCUCHA NUESTRAS ORACIONES.

Photo by Jametiene Resk for Unsplash

Luego de años de haber reconocido mi limitación mental que me impedía pedir ayuda, Dios concedió mi deseo de la única forma que yo podría reconocer mi impotencia ante la adversidad: una devastadora y casi imposible de sobrevivir. Mediante una campaña de acoso y persecución, los emisarios del maligno con las mentes más putrefactas, me tornaron en una #IndividuaSeñalada, logrando destruir mi círculo familiar, social y profesional, así como mi forma de subsistencia.

Cruel, despiadada y monumental, la costosa y organizada encomienda de humillarme y hacerme sufrir hasta mi autodestrucción, mis enemigos me colocaron en una dolorosa posición en la que inevitablemente tuve que sobrellevar mi incapacidad a pedir ayuda para poder sobrevivir.

Las alternativas a no hacerlo eran demasiado abominables como para considerarlas. Perseguían obligarme a la mayor humillación: prostituirme para comer y alimentar a mis mascotas.

Esas mentes enfermas viven en la cabeza de personas que visten de marca, andan en flamantes autos y son consideradas “respetadas” por “la sociedad”. Sin sospechar su sociopatía, algunas de esas personas me eran conocidas, a otras las apreciaba y a unas pocas les tenía verdadero cariño.

Trabajo a diario para liberarme de una esclavitud virtual a la que mis verdugos me sometieron valiéndose de una cirugía a la que me sometí voluntariamente para colar al quirófano inescrupulosos médicos que secreta e ilegalmente colocaron a través de mi cabeza y cuerpo decenas de implantes neurales para alterar mis pensamientos y comportamiento, levándome a una destrucción moral, profesional, social y espiritual que aseguraría me quitase la vida.

Muy pocas compasivas y valientes personas me han tendido la mano, compartido su techo y alimentos conmigo. El proceso ha sido un retante pero preciada oportunidad que Dios me ha brindado para fortalecer mi espíritu y luchar por liberar a mi amada isla de los corruptos criminales que para callarme buscaron aniquilarme.

Mi situación me obligó a establecer una campaña para levantar los fondos para someterme a los estudios médicos y procedimientos quirúrgicos que necesito para remover los artefactos que mis crueles verdugos operan sin cesar en su obsesión de humillarme y destruirme.

Ya logré obtener los fondos para el primer paso: un estudio CT de cabeza y cuello donde entiendo yacen la mayoría de los implantes que tanto me martirizan.

Humildemente la comparto aquí, con la solicitud de que considere compartirla y/o ayudarme a volverme a parar y costear el proceso para abolirme de las cadenas a las que mis agresores me han sometido mediante el uso de los artefactos médicos secretamente colocados dentro de mi cuerpo (y el de mis mascotas).

Namaste.

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Ana Toledo

Puerto Rican warrior & targeted individual; fighting for equal environmental rights, one pipe at a time”. “Mi nada, a nadie se lo debo.” Julia de Burgos.